lunes, 1 de noviembre de 2010

PROCESAMIENTO DE LA ESCENA DEL CRIMEN: HUELLAS DACTILARES

A todo hecho delictivo corresponde una “escena del crimen”, escenario donde se realizan las acciones y medidas pertinentes para fijar, coleccionar, levantar y embalar indicios y evidencias relacionadas con el delito en este “lugar”. Encontraremos dependiendo del tipo penal investigado, entre otros: huellas dactilares, marcas de pisadas y de llantas, impresiones de herramientas, balas y armas blancas, fragmentos de vidrios, manchas, etc.
Un tema a tratar en la “escena del crimen”, y a fin de identificar  a la víctima y victimario, son las llamadas huellas dactilares; elementos que son estudiados por la dactiloscopia - una rama de la criminología- y tema de este trabajo.
La primera persona que estudió las huellas dactilares, como algo distintivo de cada  individuo, fue el antropólogo ingles Francis Galton, que en 1892 publicó sus conclusiones en el libro Huellas Dactilares. En este libro propuso 40 rasgos característicos para la clasificación de huellas dactilares.
Para ello, determino la parte de área de huella que permitiera poder identificar correctamente su patrón en el 50 % de los casos. Combinando esto con el número de áreas que comprendían una huella típica, Galton calculó que las huellas eran suficientemente diferentes entre sí como para que las hiciera coincidir por casualidad.
La piel de los dedos, las palmas de las manos y las plantas de los pies reciben el nombre de piel de rozamiento. Y esto es así, porque esta piel carece de folículos pilosos y de glándulas grasas y presenta unos relieves epidérmicos o estrías que facilitan el asir objetos.
Por consiguiente,  la función de las crestas y los surcos es la de hacer la piel rugosa; esto sigue siendo útil en la actualidad para nuestras manos, pero ya no cumple ninguna utilidad en nuestros pies.
La forma y características de las huellas dactilares se forman antes de nacer y  permanecen inalterables hasta el momento de la muerte (se han encontrado algunas momias humanas que conservan las crestas papilares). A menos que se dañen, corten o lesionen hasta el punto de formar una cicatriz.
Son diferentes para cada individuo, por esta razón, no existen en el mundo dos personas con las mismas huellas dactilares ya que es imposible que se produzcan las mismas circunstancias que dieron lugar al  dibujo final; incluso son diferentes las de los gemelos idénticos. Las crestas papilares se forman desde muy temprano, entre el tercer y cuarto mes de embarazo y su patrón va a depender tanto del genoma como del ambiente: el genoma, determina las características más generales de las crestas papilares en una fase más temprana mientras que el ambiente determina detalles del patrón. Al formarse la piel del feto en el útero materno, queda expuesta al mismo tiempo al liquido amniótico y a diferentes condiciones tales como la presión de otras partes del cuerpo, los movimientos, la posición de éste en el útero, la nutrición , la presión sanguínea … “lo que hace imposible que se repitan las circunstancias que dan lugar al dibujo final”.
Para ser más precisos, lo que en realidad son diferentes son las crestas papilares y surcos que, por su impresión en una determinada superficie, producen huellas dactilares diferentes.
La piel consta de tres capas básicas. La epidermis, la capa más externa de la piel, la dermis y la hipodermis. Aunque, normalmente, cuando nos referimos a la piel, se suele abarcar a dermis y epidermis  mientras que la hipodermis se deja a un lado llamándola tejido celular subcutáneo.
Pues bien, es en la epidermis donde vamos a encontrar las crestas pailares, estas  se producen por la alineación de unas protuberancias en forma de dedo llamadas papilas y que se encuentran en forma más profunda, en la dermis.
Sólo se encuentran organizadas de forma lineal en manos y pies, por tanto, sólo se encontrarán  crestas papilares en estas zonas. Mientras que las papilas, de forma desorganizada, se encontraran por todo el resto de la piel.
La zona deprimida que queda entre dos crestas papilares toma el nombre de surco interpapilar. Es el conjunto de las crestas y de los surcos lo que da origen a las características de la  huella dactilar. La función de las crestas y los surcos, como  ya lo mencionamos, es la de hacer la piel rugosa en manos y pies.
BUSQUEDA DE HUELLAS DIGITALES LATENTES.
En criminalística se llama “huella latente” a aquella que no se ve a simple vista y que requiere ser revelada para su estudio. Ahora bien, al llegar “al lugar”  donde se ha cometido un hecho susceptible de indagación, el investigador-perito criminalístico, se encontrara ante una gama de indicios que puedan aportar información que permita encaminar “la pesquisa” hacia el autor o autores.
Cuando se procede a la búsqueda de huellas dactilares, se procurara revisar los objetos que  posiblemente hayan entrado en contacto con el sujeto: puertas, ventanas, etc. Se debe tener en cuenta que no sólo los elementos fuera de lugar o que presentan destrozos son el objetivo, sino también aquellos que se encuentren alrededor de estos, ya que el delincuente pudo haberlos movido para obrar con mayor libertad: hablamos de guardarropas, cuadros…etc.
Antes de utilizar técnicas para su revelado se debe examinar visualmente todos los especímenes en busca de huellas, asegurándose que la superficie está adecuadamente iluminada y  procurando cambiar el ángulo de la iluminación: se sabe que algunas huellas sólo pueden ser vistas bajo iluminación oblicua.
Se debe mencionar, además, las propiedades de la transpiración, la sangre, el aceite y/o sustancias extrañas encontradas en las huellas latentes para presentar fluorescencia cuando son  sometidas a la acción del láser  u otras fuentes alternativas de luz (luz UV y rayos IR).No es necesario ningún tipo de tratamiento previo sobre el espécimen; por lo tanto, no existirá alteración sobre este.
Para el revelado se puede optar por medios físicos o químicos, de acuerdo a las condiciones y al soporte que contenga la huella. Los medios químicos son de uso casi exclusivo  en laboratorio.
REACTIVOS FISICOS.
Estos son los denominados “polvos adhesivos” y, si bien para el que no tratado con ellos resultan “todos iguales”; esto no es así, cada uno es único y se elección, para una situación de levantamiento, debe ser cuidadosamente determinada  debido a que una mala decisión puede causar la destrucción del rastro.
Las presentaciones comerciales de estos productos varían entre los óxidos  (negro, blanco, rojo), los metálicos (aluminio, oro, cobre) y los magnéticos (negro, blanco, gris, rojo, aluminio, bronce),  cada uno de los cuales es recomendado para una superficie definida.
El color seleccionado debe contrastar con el soporte (material en cuya superficie se registra información ), esto por motivo de verificar la labor de revelado mientras se realiza, además de permitir el fotografiado antes de ejecutar el levantamiento, proceso recomendado sobre todo en superficies “difíciles” donde se sospeche que el rastro corre riesgo de perderse.
Para su aplicación basta un pincel de cerdas suaves (reactivos metálicos y magnéticos) o un plumón de cisne (óxidos).
Aplicando una fina capa utilizando el  pincel, el polvo impalpable se adhiere a la grasitud del rastro, no solo al relieve, sino también a los blancos de la huella.
Para el levantamiento, se puede optar por la cinta adhesiva y un porta-rastro.
REACTIVOS QUIMICOS.
El concepto básico que hay detrás de las técnicas de reactivación química es aplicar una sustancia que reaccione con los compuestos presentes en las huellas que han sido depositadas. La reacción generada le dará a las huellas dactilares latentes una nueva composición química. Esta, genera una apariencia distinta, mucho más visible al ojo humano, haciendo más fácil su documentación por medio del fotografiado.
La utilización de reactivos de índole química en soportes tales como el papel, cartón, maderas, etc. puede requerir una técnica de aplicación un tanto más complicada que la de reactivos físicos.
Entre los reactivos químicos conocidos tenemos:
Nitrato de plata. Es probablemente la técnica química más antigua utilizada para la detección de huellas digitales en superficies porosas, la técnica es eficaz para detectar rastros frescos –no mayor a una semana- en superficies de papel y de madera sin tratar con cera  o barnices.
Vapores de yodo. Cuando los cristales de yodo se someten a la acción del calor se vaporizan rápidamente desprendiendo gases de color azul–violeta.
Estos vapores son absorbidos por las sustancias grasas que conforman el rastro papilar latente, produciendo el revelado del mismo con una coloración de tonalidad amarillento-castaña.
Las huellas reveladas no son permanentes, por cuanto al dejar de estar sometidas a los vapores, comienza a esfumarse  hasta   desaparecer casi por completo, haciendo indispensable casi de inmediato el registro fotográfico.
Ninidrina o ninhydrin. Es uno de los mejores y más fáciles métodos para reactivar huellas dactilares sobre papel, muchos investigadores usan el ninhydrin exclusivamente en documentos por su efectividad. Pero este compuesto no siempre reacciona con residuos oleosos,  que reaccionan con otro tipo de reactivos.
Se debe tener presente que la ninhydrina es  considerada  como sustancia cancerígena como también  el luminol.
Cianocrilato o cianoacrilato. La vaporización del cianocrilato es un método descubierto recientemente: los vapores de esta sustancia se condensan en el agua depositada por los bordes de fricción. El resultado es una huella blanca que puede levantarse después de la aplicación de polvos adhesivos convencionales. A este  se le somete a la acción del calor para acelerar  la generación de humos.
Para su utilización se requiere una cámara de vaporización al igual para los vapores de yodo. 

PROCESAMIENTO DE LA ESCENA DEL CRIMEN: HUELLAS DACTILARES

A todo hecho delictivo corresponde una “escena del crimen”, escenario donde se realizan las acciones y medidas pertinentes para fijar, coleccionar, levantar y embalar indicios y evidencias relacionadas con el delito en este “lugar”. Encontraremos dependiendo del tipo penal investigado, entre otros: huellas dactilares, marcas de pisadas y de llantas, impresiones de herramientas, balas y armas blancas, fragmentos de vidrios, manchas, etc.
Un tema a tratar en la “escena del crimen”, y a fin de identificar  a la víctima y victimario, son las llamadas huellas dactilares; elementos que son estudiados por la dactiloscopia - una rama de la criminología- y tema de este trabajo.
La primera persona que estudió las huellas dactilares, como algo distintivo de cada  individuo, fue el antropólogo ingles Francis Galton, que en 1892 publicó sus conclusiones en el libro Huellas Dactilares. En este libro propuso 40 rasgos característicos para la clasificación de huellas dactilares.
Para ello, determino la parte de área de huella que permitiera poder identificar correctamente su patrón en el 50 % de los casos. Combinando esto con el número de áreas que comprendían una huella típica, Galton calculó que las huellas eran suficientemente diferentes entre sí como para que las hiciera coincidir por casualidad.
La piel de los dedos, las palmas de las manos y las plantas de los pies reciben el nombre de piel de rozamiento. Y esto es así, porque esta piel carece de folículos pilosos y de glándulas grasas y presenta unos relieves epidérmicos o estrías que facilitan el asir objetos.
Por consiguiente,  la función de las crestas y los surcos es la de hacer la piel rugosa; esto sigue siendo útil en la actualidad para nuestras manos, pero ya no cumple ninguna utilidad en nuestros pies.
La forma y características de las huellas dactilares se forman antes de nacer y  permanecen inalterables hasta el momento de la muerte (se han encontrado algunas momias humanas que conservan las crestas papilares). A menos que se dañen, corten o lesionen hasta el punto de formar una cicatriz.
Son diferentes para cada individuo, por esta razón, no existen en el mundo dos personas con las mismas huellas dactilares ya que es imposible que se produzcan las mismas circunstancias que dieron lugar al  dibujo final; incluso son diferentes las de los gemelos idénticos. Las crestas papilares se forman desde muy temprano, entre el tercer y cuarto mes de embarazo y su patrón va a depender tanto del genoma como del ambiente: el genoma, determina las características más generales de las crestas papilares en una fase más temprana mientras que el ambiente determina detalles del patrón. Al formarse la piel del feto en el útero materno, queda expuesta al mismo tiempo al liquido amniótico y a diferentes condiciones tales como la presión de otras partes del cuerpo, los movimientos, la posición de éste en el útero, la nutrición , la presión sanguínea … “lo que hace imposible que se repitan las circunstancias que dan lugar al dibujo final”.
Para ser más precisos, lo que en realidad son diferentes son las crestas papilares y surcos que, por su impresión en una determinada superficie, producen huellas dactilares diferentes.
La piel consta de tres capas básicas. La epidermis, la capa más externa de la piel, la dermis y la hipodermis. Aunque, normalmente, cuando nos referimos a la piel, se suele abarcar a dermis y epidermis  mientras que la hipodermis se deja a un lado llamándola tejido celular subcutáneo.
Pues bien, es en la epidermis donde vamos a encontrar las crestas pailares, estas  se producen por la alineación de unas protuberancias en forma de dedo llamadas papilas y que se encuentran en forma más profunda, en la dermis.
Sólo se encuentran organizadas de forma lineal en manos y pies, por tanto, sólo se encontrarán  crestas papilares en estas zonas. Mientras que las papilas, de forma desorganizada, se encontraran por todo el resto de la piel.
La zona deprimida que queda entre dos crestas papilares toma el nombre de surco interpapilar. Es el conjunto de las crestas y de los surcos lo que da origen a las características de la  huella dactilar. La función de las crestas y los surcos, como  ya lo mencionamos, es la de hacer la piel rugosa en manos y pies.
BUSQUEDA DE HUELLAS DIGITALES LATENTES.
En criminalística se llama “huella latente” a aquella que no se ve a simple vista y que requiere ser revelada para su estudio. Ahora bien, al llegar “al lugar”  donde se ha cometido un hecho susceptible de indagación, el investigador-perito criminalístico, se encontrara ante una gama de indicios que puedan aportar información que permita encaminar “la pesquisa” hacia el autor o autores.
Cuando se procede a la búsqueda de huellas dactilares, se procurara revisar los objetos que  posiblemente hayan entrado en contacto con el sujeto: puertas, ventanas, etc. Se debe tener en cuenta que no sólo los elementos fuera de lugar o que presentan destrozos son el objetivo, sino también aquellos que se encuentren alrededor de estos, ya que el delincuente pudo haberlos movido para obrar con mayor libertad: hablamos de guardarropas, cuadros…etc.
Antes de utilizar técnicas para su revelado se debe examinar visualmente todos los especímenes en busca de huellas, asegurándose que la superficie está adecuadamente iluminada y  procurando cambiar el ángulo de la iluminación: se sabe que algunas huellas sólo pueden ser vistas bajo iluminación oblicua.
Se debe mencionar, además, las propiedades de la transpiración, la sangre, el aceite y/o sustancias extrañas encontradas en las huellas latentes para presentar fluorescencia cuando son  sometidas a la acción del láser  u otras fuentes alternativas de luz (luz UV y rayos IR).No es necesario ningún tipo de tratamiento previo sobre el espécimen; por lo tanto, no existirá alteración sobre este.
Para el revelado se puede optar por medios físicos o químicos, de acuerdo a las condiciones y al soporte que contenga la huella. Los medios químicos son de uso casi exclusivo  en laboratorio.
REACTIVOS FISICOS.
Estos son los denominados “polvos adhesivos” y, si bien para el que no tratado con ellos resultan “todos iguales”; esto no es así, cada uno es único y se elección, para una situación de levantamiento, debe ser cuidadosamente determinada  debido a que una mala decisión puede causar la destrucción del rastro.
Las presentaciones comerciales de estos productos varían entre los óxidos  (negro, blanco, rojo), los metálicos (aluminio, oro, cobre) y los magnéticos (negro, blanco, gris, rojo, aluminio, bronce),  cada uno de los cuales es recomendado para una superficie definida.
El color seleccionado debe contrastar con el soporte (material en cuya superficie se registra información ), esto por motivo de verificar la labor de revelado mientras se realiza, además de permitir el fotografiado antes de ejecutar el levantamiento, proceso recomendado sobre todo en superficies “difíciles” donde se sospeche que el rastro corre riesgo de perderse.
Para su aplicación basta un pincel de cerdas suaves (reactivos metálicos y magnéticos) o un plumón de cisne (óxidos).
Aplicando una fina capa utilizando el  pincel, el polvo impalpable se adhiere a la grasitud del rastro, no solo al relieve, sino también a los blancos de la huella.
Para el levantamiento, se puede optar por la cinta adhesiva y un porta-rastro.
REACTIVOS QUIMICOS.
El concepto básico que hay detrás de las técnicas de reactivación química es aplicar una sustancia que reaccione con los compuestos presentes en las huellas que han sido depositadas. La reacción generada le dará a las huellas dactilares latentes una nueva composición química. Esta, genera una apariencia distinta, mucho más visible al ojo humano, haciendo más fácil su documentación por medio del fotografiado.
La utilización de reactivos de índole química en soportes tales como el papel, cartón, maderas, etc. puede requerir una técnica de aplicación un tanto más complicada que la de reactivos físicos.
Entre los reactivos químicos conocidos tenemos:
Nitrato de plata. Es probablemente la técnica química más antigua utilizada para la detección de huellas digitales en superficies porosas, la técnica es eficaz para detectar rastros frescos –no mayor a una semana- en superficies de papel y de madera sin tratar con cera  o barnices.
Vapores de yodo. Cuando los cristales de yodo se someten a la acción del calor se vaporizan rápidamente desprendiendo gases de color azul–violeta.
Estos vapores son absorbidos por las sustancias grasas que conforman el rastro papilar latente, produciendo el revelado del mismo con una coloración de tonalidad amarillento-castaña.
Las huellas reveladas no son permanentes, por cuanto al dejar de estar sometidas a los vapores, comienza a esfumarse  hasta   desaparecer casi por completo, haciendo indispensable casi de inmediato el registro fotográfico.
Ninidrina o ninhydrin. Es uno de los mejores y más fáciles métodos para reactivar huellas dactilares sobre papel, muchos investigadores usan el ninhydrin exclusivamente en documentos por su efectividad. Pero este compuesto no siempre reacciona con residuos oleosos,  que reaccionan con otro tipo de reactivos.
Se debe tener presente que la ninhydrina es  considerada  como sustancia cancerígena como también  el luminol.
Cianocrilato o cianoacrilato. La vaporización del cianocrilato es un método descubierto recientemente: los vapores de esta sustancia se condensan en el agua depositada por los bordes de fricción. El resultado es una huella blanca que puede levantarse después de la aplicación de polvos adhesivos convencionales. A este  se le somete a la acción del calor para acelerar  la generación de humos.
Para su utilización se requiere una cámara de vaporización al igual para los vapores de yodo.